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Mostrando entradas de febrero, 2015

Histérica

Me pasa que somos muchos y estoy entre pocos. Me pasa que estoy ansiosa y no puedo leer a Cortázar sin sufrir de la penuria ansiosa. Me pasa que quiero que me mire como yo quiero que me mire ese hombre que viene en el ómnibus, en este ómnibus. Me pasa que quiero impresionarte y que me leas la mente, no las líneas. Me pasa la vida y un montón de locuras más. Me pasa que 'locura' me parece fea palabra pero está de moda que tenga buen significado. Me pasa que hace calor y me pasa la brisita que entra por la ventana semiabierta de este ómnibus. Este ómnibus.

Sueño de una noche de verano

Madurar. Madurar es saber, es lograr ver que la vida es eso, el cielo azul, y la noche acantilada de estrellas mientras te tomás esa cerveza fría. Helada. Mientras estás ahí. Con otra mente. Otras. La vida es eso, esa noche de verano mientras nos metimos en el cándido camino de las estrellas y su poder sobre el campo que nos arropaba. Madurar es saberlo, saber que ese cielo azul que nos cubría mientras saboreábamos esa cerveza fría es eterno. La eternidad de esa noche de verano. En ese instante, en ese sabroso instante somos el placer de los dioses, su sueño de una noche de verano. Somos el festejo de la vida. Somos la vida. La cerveza. El cielo estrellado. El campo húmedo. Tu pecho. Vida.