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Mostrando entradas de julio, 2015

Sorpresa: un domingo sin suicidio.

No sé si hay que salvarse, pero sé que no lo estamos haciendo. No al menos cuando cerramos los ojos y dejamos pasar el cadáver frente a nosotros. Me pasa que salvarse me suena a "conciencia", y "conciencia" me suena a deber, a prólogo, al prólogo de la vida. Somos conscientes de esssto? De esssto; con la repetición necesaria de la letra s.  No sé de que se trata esta nota, solo quería plasmar mi vida en las últimas veinticuatro horas, o volver a contar lo que pienso de la vida a través de pensamientos, pero no, no sé.  Nos estamos salvando o matándonos en cada palabra? en cada interpretación de las cosas? de los que nos sucede a nosotros? Nuestra salvación no estará ligada a nuestra leyenda personal? Y digo leyenda, "leyenda": porque nadie más la vive que uno, la vivís vos, el otro ni siquiera la mira desde afuera, él otro es un mero lector de tu vida, y si sos buen escritor capáz que tenés éxito.  Capáz que la moral se funde mucho en esto, en que hacés,

Ahí está.

El futuro llegó hace rato y no pensé en sentirme así. O capáz que sí. ¿Sabía que sentirme así era la gracia de no saber lo que iba a vivir? El futuro llegó hace rato. A veces pasa eso, pensás que todo es bajo control, todo es fácil de conllevar, y la vida con un chasquido te da vuelta, te pega, te choca, y quedás ahí, estaqueado, muerto en vida, viendo la sangre, y vos que pensabas que estaba todo bajo control. No hablo de la vida, de sus jodas y sus desmanes, hablo de como nos llega la vida como seres que pueden sentir y que no pueden dejar el corazón quieto sin que estalle cuando el futuro llega y vos no pensaste en sentirte así. "Lo importante nutre", y qué peligro ese importante. Me da miedo cuando me arrebata la serenidad y mi alma se convierte en una bomba atómica que ya estalló y nos cambió, y el futuro ya se fue, y nos dejó ahí, bombeando sangre, sentimientos, emociones, traiciones en la sangre de vidas vividas.

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Ebrios somos más miserables de lo normal. La miserabilidad que padecemos se muere de pena cuando nos observa tirados y muertos de dolor.  Se nos consumen las entrañas por un poco de vino y nos creemos fuertes y felices en el mundo de la desolación.