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Mostrando entradas de diciembre, 2016

Un niño sobre la tierra

Está terminando el año y yo lloré en el baño. Lloré mientras me duchaba, en uno de los baños de la pensión, de una forma inesperada, chocante, como una avalancha de sentir al alma, un estrellato de magia, y de la buena, por suerte. Lloré en el baño de la pensión en la que viví por un año a 12 hs de irme, de irme porque cambio, porque trasmuto (?), porque me voy de viaje, porque me voy a España, porque me voy a ver a alguien luego de 10 años. El sentir me afloja el cuerpo, y el alma. Y la mente soporta el dolor de lo emocional, y llora de felicidad, por que la Dicha a veces duele, y la Dicha del desdichado cuando logra tenerla, cuando sabe que está siempre a su alcance escondida por ahí, pega la bofetada del presente diciéndote que el ahora es ahora, que no hubo nada, que quizás ni haya, porque lo eterno siempre es el hoy, o como dice mi querido Ceratito "siempre es hoy", como él que es a cada minuto de la misma materia de antes de llegar a este planeta. Las lagrimas era