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Mostrando entradas de 2017
Aforismos de una especie. Muchas flores para tirar sobre la mesa. Y volverse tierno. Duelen los ojos del llanto de adentro, y duelen los pensamientos. Las columnas destrozadas, el cansancio del año, de todos los días lo mismo. La palabra cotidiano. Cotidianizar todo. Entenderlo de ese modo. Erguirse. Vencerse. Tomandose el pelo. Decir cosas que no son. Mirar con cara enojada a la gente. Insultar sin razón. Buscarle lo malo a todo. Hablar mal de todos. Pensar que todo está mal. No esencializar. No amarse. Tener miedo. Abrazarme. Abrazarte. Buscar los objetos perdidos. Encontrar un cuento. Decir buenas noches. Y amanecer en paz. Poder creer, y hacerlo lo que haya que hacer para ser felíz. Decirme cosas lindas. Valorar a los otros. Hacer amigos, compartir tragos. Sonreír. Empatizar. Respetar y dar amor. Ser cómplices. Sororidad. Y valor.
Auto ayuda. Eso leía. Ahí comenzó todo y yo me quise matar. Todo bien con la cuestión de idealizar todo y convertir al otro en Dios. Todo más que bien con ser una pelotuda. Pero respetarse es decir "pará, lees auto ayuda? dame un abrazo y andate." Ni nos vimos.

Humillación pública

Hoy hice una declaración crucial frente al espejo. Tengo que dejar de buscarme y perseguirme tanto. No soy tu acertijo, ni soy mi propio juego. Soy las dudas que traigo, y los cuentos que regalo. Soy la espina cortada, mutilada, humillada. Soy el brazo que no dió a torcer. Soy los besos tardíos de mi padre. Y los puñales lejanos de mis fantasmas. Soy un pasado con forma de primavera. Soy suerte convertida en causalidad. Soy el monstruo debajo de la cama. Soy las veces que gritaste mi nombre cuando estabas acabando con otra. Soy lo triste de la noche. Lo erótico de esta. Lo efímero. Soy las calles que no transito nunca mas. Soy las decisiones que no tomé de mi porvenir. Soy los besos de mi madre. Soy la taza de café que no se termino cuando me fui de tu casa sin avisarte, sin despedirme. Soy las ganas de que me sigas, de que me veas. Sos mis ganas de existir. Soy mi carne, soy mi padre y soy mi madre, soy los años, soy los entierros, soy los niños, y tambien e

Locuras nocturnas

Yo tenía una amiga con la que me juntaba en el pasado, que comenzamos a tener juntadas espontaneas en las que nos divertíamos haciendo jodas a la gente, como trucos para distraerlos de su confort mental, y de paso, enloquecernos un poco el nuestro riéndonos de los desajustes que padecemos todos frente a tanto alrededor. Recuerdo que yo estaba en un momento un poco complejo de mis relaciones interpersonales en mi entorno, entre amigos y familia, y esta excepcional amistad reflejó mi espacio de escape de tanta gente que se convierte en algo importante en esta vida, en las que en medida me importaba su lugar en mi camino. Yo no me daba cuenta de la trascendencia que tenía en mi vida, y como los momentos con ella yo alivianaba mi cuerpo lejos del estrés habitual, por lo que nunca realmente rescaté una valoración real de su influencia en mi estado de ánimo y en el momento que yo atravesaba como adolescente. Por eso las pocas veces que esto pasa, en las que yo tengo que darme cuenta de q

EL UNIVERSO COMPRENDE

Que maduro permitirse ser un niño y no comprender todo lo necesario, porque no siempre se resuelven a la primera las ecuaciones y mejor no terminar los ejercicios en la primer hora. Que buena dicha sentirse raro y no saber mirarse a uno mismo siempre, porque un desconocido es más interesante y los misterios son un camino solo de ida, y conocerse a uno mismo tampoco tiene retorno. Que suerte que mi pasión interna no se apagó, y seguí corriendo detrás de cada centenar de luces que quería alumbrar yo misma y ser parte del fuego. Y que buena suerte haber encontrado la paz para entender mi brillo en los ojos cuando me miraba en el espejo y todo era lo necesario, como el vaso que no se derrama, ni tampoco está vacío, porque calma mi sed en la medida en que lo necesito. Que esencial ahorrarme los "yo" de mis oraciones porque tuve por una razón irrefutable de empatía y también de amor que transpirar mi alma y mis manos en situaciones complejas, en las que los laberintos mutan y s

Ejercicios de Respiración

Silencio. Lo necesito. Para pensar y restablecerme. Un río llano, y tan hondo a la vez, en el que mirarme, y caer tan livianamente hacia lo profundo, chocando contra la oscuridad de lo lejano, sintiendo tan tibio el pasado y agarrándolo fuerte con las manos, para que no se me olvide ni que el me olvide a mi. Que no me deje sola, desconocida ante mi espejo de espectros, valijas, y personas, que no están ni quiero que se vayan. Silencio. Necesito el cielo destapado, y el alma rota en mil pedazos tirados por todo este salón de colores ocres y gritos mudos, en donde todos me ven y nadie me siente, nadie me oye, nadie se entera. Tengo que encontrar las vías que conduzcan a una tormenta, y gritar tanto y limpiarme, en un crecer cálido, entre un montón de hojas de otoño que me cuidan, porque yo elegí cuidarlas también, y permitirme ser, y refugiarme así en esta locura de inmensidad de ser libre de tantos diablos y santos que ya no necesito, que ya no invoco ni perdono. Sentir el c

Día miércoles

Me parece que lo más importante son las percepciones. Digo, sí al momento lo armo y/o lo genero yo, entonces tengo la total responsabilidad de como lo vivo y lo sigo, lo desarrollo y lo armo. Puedo estar teniendo problemas menores, o problemas mayores, o estar en un momento de mi vida calmo, o con revuelos de tantas cosas que van y vienen y tantas que se quedan, para siempre. Pero el ojo con el que las miro, y las palabras y acciones con las cuales afirmo como tal situación está volcándose en mi vida depende plenamente de mi, no solo por la responsabilidad que tiene mi existencia sobre mis brazos, si no porque también soy la primer testigo certificada de todo lo que vivo, viví y estoy viviendo. Y no me parece menos importante decir que el respeto que tengo por mi vida, mis tiempos, y mi intimidad conmigo misma es algo a lo que me reservo el derecho de admisión a cualquiera que no sea yo, sumando también a mis pies, mis manos y todas las partes de mi cuerpo que hayan sentido de una

Cuentito

Hace dos horas me dolía de forma intensa la muela. Probaba bocado y se me partía de dolor, por que en una de esas ahora ando en salado tratamiento dental por el estado de mi dentadura que no es nada envidiable ni atractivo. Crucé hasta la farmacia que está a dos aptos de mi casa y le pedí un analgesico para aliviar el dolor al menos una hrs hasta que vaya al dentista de emergencia, con cautela y un poco de miedito a tener que tomar pastillas como Perifar y Noveminas, analgesicos que no me gustan en mi cuerpo porque ya tengo bien claro las sustancias que sí prefiero. A todo eso se basó en los 40 pesos con los que fui como presupuesto, que claro, un analgesico sale 100 en adelante y es por blister. Me terminó dando una especie de novemina de los años 90 que tomaba la cuarentona que estaba atrás de mi cuando tenía 20 años, que se metió en mi compra y me comentó que  su amigo el farmaceutico me iba a dar una pastilla que ni a un niño lo deja tarado. Le dije "no me des nada que me

Los tiempos de la memoria.

Tengo que confesartelo: una noche me olvidé de vos. No sé si fue tan brusco como lo transcribo, pero una noche el cielo alumbraba mi percepción, y la ciudad me entendía porque yo la llenaba, la poblaba y la hacía mejor, como ella a mi. Una noche iba en el taxi con mis colegas y la luz de los balcones me completó, las calles parecían amigas y la gente daba bienvenidas. Esa noche me olvidé de tu cielo y de tu cuerpo, de la luz de tu ciudad y de tus almohadas. El vacío de mi presente se colmaba de luz, de gente, de bienestar y Dicha, de fuego y de alma, y quizás un poco de carne, y mi anhelo se apagaba porque no me faltaba entender, porque podía sentirme e incluirme, reconciliarme. Quizás es injusto, pero tu comprensión me aniquiló, porque no pudo estar, no pudo alcanzar el lugar más pequeño de mi sentir, ni ayudarme a levantar las migas de pan que quedaban en el piso. Me extendió la mano esta ciudad y la reconocí nueva y más joven, porque me habia peleado con la idea de poseerl

La mente y el tiempo

No pensar más. No pensar más. No pensar m á s. No buscar más, ni tampoco buscarme. No buscarme más. No verme más, no sentirme, no olerme, no intuirme, no acecharme, no perseguirme ni tenerme. No consolarme más. No encontrarme más en los otros, no leerme, no acariciarme, no torturarme pensando en pasados lejanos ni cercanos. No pensar en 2012 ni en 2015. No pensar en mi pasado, no pensar en mis viejos, no pensar en mis abuelos, no pensarme en el futuro, no sustiturme en el presente, no verme en abreviaturas de diario, no verme en tus ojos, no encontrarte en los otros. No burlarme de mi ni de otros, no crecer ni volverme ínfima más. No tildar, no hablar, no aborrecer ni aborrecerme, no reir, no buscar ni encontrar. No gruñir, no lastimarme más, no castigar, y ni siquiera comprender más. No entenderme, no mirarme a través de nadie, no incluirme, no discriminarme más. No sentir tu piel en la mía, no entenderlos, no entenderte. No tocarme, no alabarme, no odiarme, no mutilarme con

Los fósforos del pasado.

La otra vez, encontré en unos estantes una cajita de fósforos, escondidas entre la tristeza y oscuridad de ese altillo que puebla las alturas de mi casa, allá donde el sol no quiere llegar ni yo investigar que va quedando ahí del pasado. El domingo fue la excepción, estaba con mi familia, mi esposa e hijos y decidí visitar el altillo, supuse que quería pensar ahí, pero la curiosidad por ver las reliquias de mi madre le ganaron a la paz de simplemente contemplar esa zona vedada de mi casa. Desparramé los fosforitos en una mesa llena de polvo, y empecé a armar a un individuo. Le adjudiqué piernitas firmes, corté fósforos a la mitad y formé sus pies, le puse manos y facciones, quería diseñarme en otra materia, y la de hacerlo con las maderitas de un fósforo se me hacía bastante simpático. Estuve horas y días formándome en el altillo, sentado en el piso encima de una colcha que usaba mi madre para abrigarme los días de frío en la casa del campo, cuando sus abrazos y el resplandor del fu
Empecé a maullarle al gato y me miró con cara de "no seas tan boluda, por favor". Cuando Anita era un bebé quiso ver el cielo. Me acuerdo de sus ojos como dos cristales viendo lo mismo que podía ver yo. No la iba a juzgar, era un espectáculo de cielo de tarde despejado, azul, ni una nube aparecía en la panorámica y mis ojos también eran dos cristales. Recuerdo exacto en que la niña quiso ver el cielo, y puedo recordar perfectamente mi llanto cuando entendí de que se trataba, de que iba el cuento de poder ver el cielo, especialmente en un patio de primer piso con otros dos más arriba, en donde el firmamento era una cárcel, pequeña, de tubos grises y paredes despintadas, y la emoción justo ahí, deseándose, mirándote con ojos desnudos, esperando que la conquistaras. La llevé a la azotea, y que viera lo injusto de algunas existencias tanto temporales como eternas, y puedo asegurar que nunca voy a estar en su lugar, nunca voy a llorar como ella, aunque lo intente, solo puedo

Otro niño parado sobre la tierra

Al niño estrella lo vas a encontrar siempre en alguna esquina de la vida invitandote a jugar, a soñar con él. A soñar con él un ser humano sabio, parado sobre el pasto verde, solo, intentando verse, encontrarse... el plan de todos los hombres antes de ser, de sentir. Inconscientemente plantado en nuestros cerebros, está la raíz de un pensamiento; el ideal. La plantación de deseos en una persona, el color de ojos que anhelo me miren, tu cabello que deseo se filtre entre mis dedos, los deseos de correr y también de volar. El anhelo de estar, en el minuto exácto de la verdad. A veces me encuentro con el niño estrella. Va iluminadísimo, estrelladísimo. Su Dicha es tanta que su tristeza anula los males del mundo, y en un dejo de piedad los hombres dejan de combatir para que en una esquina de la vida el niño estrella no deje caer una lágrima más. El niño estrella está roto en muchas partes, y cuando lo encuentres y sus manos estén frías y en una mirada de honestidad te sepas siendo rea
Básicamente, en otro capítulo de Black Mirror, me salen cascaras de la cara. Se me está cayendo la cara, se me caen cascaras de cara, y se me está cayendo la cara en cascaras. No se bien de que vengo a hablar, puedo contar anécdotas, enseñanzas de vida onda Coehlo, puedo hablar de ciertos rostros que me gustan, de como tengo cutis graso y estamos en verano, y eso sí es un buen capitulo de Black Mirror. Estoy básicamente podrida del tiempo y las cosas y la vida, y estoy tan cansada que un día de estos les digo a los tres que hagan su camino y me voy con ellos atrás. Corriendolos, diciendoles que vuelvan que tengo mucha cerveza en la nevera. Sabían que ahora hablo en latino neutro? -efewkhfwk Nataly que es el latino neutro dios mio? - Nada, Anacleta, en America del Sur se hablan muchos tipos de español, los colombianos dicen "parcero", los cubanos tienen un acento hermoso, los chilenos tienen una melodía hermosa cuando hablan, los mexicanos dicen "orale" y los u

No uso diarios íntimos.

Qué increible la gente, no cierto? La otra vez (hace 50 años) me dijeron en una conversación corta que no sé como comenzó ni terminó (por suerte) que estaba claro que yo era de esas que usa diario íntimo seguramente, como para suavizar mi existencia cruel y difícil bañandome en colores rosas pulcrando cada letra en un puto diario de esos que tiene candaditos. Pues no. Yo no uso diarios íntimos ni me presento a noches de poesía en bares a canturrear mis prosas. Ni ando compartiendo frases motivacionales en mi cuenta de Facebook. Es íncreible que haya humanos que crean que pertenezco a ese tipo de grupos urbanos (?)(?) Es cierto que ando bastante onda Paulito Coehlo o peor, ando psicomágica como un Jorodoswky cualquiera. Sin duda, convertirse en una pregonera de la autoayuda es mucho más fácil y letal de lo que uno cree, y para peor, para los que no se saben mirar un poquito desde afuera, cuesta más asimilar diferencias los discursos. Bueno, si estás leyendo mi blog claramente vos tamp

Diario de viaje (?)

No estoy inspirada, y básicamente lo que tengo que hacer para que cuando la intensidad se vaya de mi alma es escribirlo, pero acumulé tanto viaje, tanto sueño(s), tanto tren y tanto aire que ya no intento sacarlo ni retenerlo. La mochila y la maleta de mano (que se me ocurrió traer para un mes de viaje), se derriten en el suelo, en el suelo de baldosas de una plataforma de un tren con destino a Valencia Nord. hfjhgjhfjgdjfgdjfgdgdfdjgdhgdjg Uno está viviendo, y uno lo está haciendo constantemente. Subestimé esa constancia, y ahora tengo una libélula tatuada en el hombro, y a esa libélula también la subestimé. Subestimé los besos, el campo bien verde que rodeaba mi casa de la infancia. Subestimé las montañas que ahora rodean la casa de mi hermana. Subestimé el tiempo, los abrazos, las miradas, los tiempos de mis amigos, subestimé mis tiempos. La naturaleza es sabia, y aunque no lo parezca, una de sus naturalezas, la humana, también lo es. Uno es víctima de esa naturaleza sabia, de